jueves, 5 de febrero de 2015

Cuando las ruedas van al ritmo de "Voces de Primavera" de Strauss (Johann),

... y tú - que vas dentro del coche y SOLA- y todos los vehículos que van detrás no tenéis otra que seguir el compás.

Gasteiz es un puritico como diría Sonith Cristina bloque de hielo a estas horas.

Esta mañana ya apuntaba maneras, porque ver a Zuri casi cubierta y saltando cual cabra montesa con el hocico blanco y las ganas de juego en quinta, daban una idea clara de lo que había pasado durante la noche y de lo que quedaba por venir.

En el trabajo teníamos la sensación de que la calefacción, que hacía un ruido infernal porque estaba a toda máquina, no funcionaba. Y aunque Polita por vergüenza torera no se ha puesto el abrigo y la bufanda, yo me los he encasquetado y tan ricamente he seguido dando tiritones de muerte.

Pero hete aquí que he tenido que volver por la tarde para hacer ese curso en el que cuenta la asistencia. He aparcado en nieve en polvo y viendo que estaba empezando a caer la monumental he firmado el parte, les he dicho que agur Ben-Hur y he tratado de desaparcar en 30 centímetros de espesor de HIELO.
Ahí ha empezado el vals.

Tras diez minutos de baile he acabado atravesada y formando un atasco del copón, así que he llamado a Polita quien con toda la serenidad del mundo me ha dicho:
"tranquila, dale despacio hacia delante y hacia atrás, y si sigue patinando saca la pala"

Saco la pala cual operaria municipal, y me he visto como una condenada a trabajos forzados picando hielo como para seis inauguraciones del chiringuito Nikki Beach.
Ni por esas...

Al final la grandeza humana y la solidaridad vecinal han querido que dos viandantes se hayan apiadado de mí y entre los dos han conseguido sacarme del atolladero.

Menos mal, porque me veía tiesa como un tranco esperando a que los servicios de emergencias me rescataran mientras saludaba desde la ventanilla tapada por esas mantas cósmicas de papel de aluminio amarillo que le ponen a los medio fiambres.


Zuri viéndolo venir

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