domingo, 30 de agosto de 2009

El ciclo de la vida

Ayer, después de disfrutar de una tarde en un Makro gigantesco, pusimos rumbo al pueblo donde todos los perros son feos y pocos amos son chupis.
Polita y yo hemos dormido hasta pasada la una, momento en el cual se nos ocurrió levantarnos e irnos con Polimami a comer al centro.
Disfrutando estábamos de unos maravillosos langostinos a la plancha cuando de pronto veo a un cánido de menos de 300g de peso corriendo alocadamente de lado, con una oreja descarnada y la otra puntiaguda. Tan mala impresión me dio que pensé que era un gato con psoriasis, cuando a los dos segundos el perro vuelve a pasar como una exhalación y oigo a una bandada de pájaros chillando a su alrededor.
De pronto me doy cuenta de que tenía entre sus fauces (débiles y malolientes) a una cria de gorrión mientras yo tenía entre las mías un delicioso langostino que se me indigestó ante tamaña visión.
La fiera se acercó donde estábamos y dejó al ave sobre el suelo, gesto que impulsó a un viejo a levantarse de su velador para darle un pisotón al zangolotino y rematarlo del todo.
Desde ese momento el almuerzo terminó para mi...


2 comentarios:

Veri dijo...

Jajajajaja Me encanta el relato del gato sarnoso... Qué descriptiva que eres!!! En las radio novelas no tendrías precio y a Polita la ponemos a hacer ruidos para los efectos especiales...

Veri dijo...

Vamos actualizando no???