Paul

Lunes, comienzo de semana.Me lo tomo como día de estreno, porque mejor así ¿no?
En cualquier caso, me ha conmociondo la noticia del fallecimiento de uno de los actores más guapos (por no decir el que más) que ha dado el cine norteamericano.

DEP

Mi cupo de amigos...

...está cubierto. Cuando se muera alguno te llamo ¿vale?
JAJAJAJAJAJA, JAJAJAJAJAJA, JAJAJAJAJAJA.....

Todavía me estoy riendo de tu frase Veri, jajajaja....

Illa que pesá, ILLAAAAAA

Here we are.
Sobreviviendo en el incierto mar de la amistad revuelta, Selificasión de Todos Los Santos (óleos) se decide a desempolvar su voz ajada y triste.
Este es el testimonio desgarrador, la petición anhelante, la verbigracia contenida y el quejido penumbroso de una llama mantenida al borde casi de la extenuación.
Todo esto para decir que we miss you as a friend of us que eres...

Pandilla en crisis

Mucho lo hablamos tiempo ha, y muy seguras estábamos pero parece que no aprendemos.

Nos dejamos llevar por el paso del tiempo sin darnos cuenta de que hay gente a nuestro alrededor que también disfruta con nuestra presencia. Eso sin contar con que si hacemos memoria, hace muy poco nos estábamos riendo jugando al rumi y contando chistes (quies velah…)

Los despistes son normales, las prioridades pueden cambiar, pero la esencia no deberíamos perderla.

Recuerdos de un domingo inglés... (de un sunday)

...Fue más o menos así:

V:Meli, qué hambre.
Yo:Ya Veri, pero es que el Tandori Take Away está cerrado. Tu me dirás que hacemos.
V:Yo me desmayo..
Yo:Espera compramos algo en el puestecillo ese.

Diez minutos más tarde Veri estaba con la boca dormida y la lengua como un zapato tras haberse comido un paquete de patatas al vinagre.
Y confieso que yo también.
Lo último que pensamos en aquellos momentos es que aún nos quedaba mudanza para rato.

...Aún así sobrevivimos...

Tercera y final

Era domingo ya, pero no domingo a las 9, no. Era domingo a las once y media de la mañana.
Mientras abría la ventanilla y dejaba que el viento me despejara no hacía más que pensar que lo que empezó el viernes estaba a punto de concluir y todo había transcurrido en menos de un abrir y cerrar de ojos.
Rumbo al pueblito costero.
Y llegamos.
Encontramos aparcamiento tras dar 9 vueltas (contabilizadas) al parking de la localidad.
Dejamos la ropa de abrigo en el coche y a caminar por el paseo con el sol de cara y la brisa alegrándonos aun más el día.
"Si alguien en el mundo es incapaz de valorar esta maravilla, entonces es que no sabe ni quiere disfrutar de la vida"
El mar, gente paseando, niños en patinete, globos, árboles de verde brillante, una directora de urgencias, chicles, corrillos en las calles, luz, fiesta, risas, charlas animadas en idiomas diferentes, restaurantes típicos, muñequitos de blanco con pañuelo rojo,alegría, vida...
Y de ahí al aeropuerto, despedida rápida y vuelo tranquilo a casa con todo flotando en mi mente.
Gracias Polita por un fin de semana tan... inolvidable.

Segunda parte

Y desde el mediodía alegríaaa disfrutando de la belleza.
Calles llenas de balcones con flores, bares con barras abarrotadas de gente y delicias gastronómicas en pequeñito, txacolis y zuritos, y risas.
Paseamos por Doña Concepción, que hay que tenerle respeto, aunque no tanto como para no emborrizarnos en la arena.
Acarciamos la balaustrada blanca, respiramos naturaleza bravía y húmeda y vimos la ciudad anocheciendo.
El puerto desde el restaurante de los langostinos, la lejía del bar de marras, las canciones versionadas con tambores y flautines típicos de cuyo nombre no me acuerdo, y el que se quería colar en el taxi con nosotras después de haber saludado a tres alemanes que pensaban que éramos compatriotas (te falló el label esa vez majetona).
Después el peine de los vientos, y el corazón retumbando de felicidad.
Nos faltó pasear en bicicleta por el monte Urgull, pero Veri las ha alquilado todas en Zaragoza.

Primera parte

Lo he visto con mis propios ojos, ojos de corazoncito según Veri, pero no. Realmente con ferrero me ha conquistado.
La vista desde la carretera era espectacular: algunas chimeneas, edificios imponentes y una ría atravesada por varios puentes (alguno que otro calatravense) y un edificio indescriptible en las formas y sorprendente de efectos.
El Teatro Arriaga, las 7 calles (con un restaurante leonés), y un bar "sin labia" fueron mi primer contacto real.
Y nos llovió, nos diluvió. Pero como habíamos comido uvas al abrigo de una charla sobre el concierto de Madonna, acabamos por no darle importancia y llegamos al pequeño palacio muertas de risa.
Al día siguiente de todo, pero hasta el mediodía disfrutamos de unos gaiteros, un museo, un perro que le llegaba a la altura de la rodilla, un tranvía, un pincho (vaaale, pintxo) de tortilla y queso, varios transeuntes encantadores y un tiempo espectacular.
Lo peor de todo, lo rápido que se pasó el tiempo.
Lo mejor de todo, lo bonito que fue.
Maite zaitut.