sábado, 22 de septiembre de 2007

Emociones

Hoy he leído algo muy interesante.
Resulta que sentimos antes que pensamos, aunque todos conozcamos a algun@s que ni una cosa ni la otra.
Está más que estudiado y comprobado que ante una situación de peligro o de riesgo , el tálamo que es quien la identifica, envía la información a través de dos circuitos, uno corto que llega inmediatamente a la amígdala (desde donde sentimos), y otro más largo que va al neocórtex (desde donde razonamos).

También he aprendido que el miedo, la tristeza o la alegría son emociones básicas porque son innatas en todos los mamíferos, y que la culpa, la timidez o el desprecio son emociones sociales que vamos adquiriendo a medida que crecemos y dependiendo del círculo social en el que nos eduquemos.

Aunque tengo que decir, que lo que más me ha gustado de todo es algo que me han contado hoy sobre la medicina tradicional china.
Dicen estos sabios que el miedo es el agua, la alegría es el fuego y la ira es la madera. Por eso un exceso de agua (el miedo) apagaría el fuego (la alegría) y nutriría en demasía a la madera (la ira).

Después de pensar un poco sobre todo esto he llegado a una conclusión de las mías y se me ha quedado una pregunta en el tintero.
La conclusión es: el miedo sólo es bueno en pequeñas cantidades y cuando su finalidad es la prudencia.
La pregunta: ¿Tendrá algo que ver el tamaño de la amígdala con que haya personas que sientan más profundamente que otras?

En fin, creo que para esto último necesitaríamos a otro Ramón y Cajal por este mundo.


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