martes, 11 de septiembre de 2007

De vista, gafas, pollo, berenjenas y lentillas (II y fin)

...Parte de la crema de Brie estaba pegada a su mejilla, (en ese momento dio gracias al cielo porque la sirvieran un poco fría), pero ni rastro de la diminuta bolita verde. Se incorporó lentamente (para evitar mareos posturales), y justo entonces se percató. Ahí, delante de su pupila había algo redondo que no le dejaba ver nada y provocaba que de su ojo naciera el pequeño manantial que a su paso por Londres llaman Támesis.

Rápidamente y de un manotazo despejó la zona de cuerpos extraños y salieron aleteando el guisante y la lentilla, que juntitos parecían un caracol con su concha transparente y notó el mayor alivio de su vida.

Se dispuso Miss Keller a retomar la cena y mirando al plato dijo “a Dios pongo por testigo de que me quito la otra lentilla y me coloco las gafas que tan buen servicio me han dado siempre y me hacen de parapeto ante cualquier asalto”

Y así fue.

Hora y media más tarde los ocho (más las gafas de Meli, que eran como uno más) se fueron a un pub irlandés a seguir con la celebración y luego a casa de Little Britain donde acabaron tomando shortbread y tes variados.

Dos días después Meli Keller regresaba a casa en su país natal y cuando fue a colocarse las gafas (ese tesoro de bordes rojos) se dio cuenta que no estaban.

No! No estaban por ningún sitio. Movió cielo, mar y tierra, Roma con Santiago, buscó debajo de las piedras, en la mañana fría y en la noche las buscó… y no las encontró. Así que en pleno duelo llamó por teléfono a Little Britain para decirle que el viaje de vuelta había sido perfecto pero que sus fieles compañeras no habían estado con ella para verlo. Estaba inconsolable, pero L.B. que tiene recursos para todo la calmó con solo una frase “no te preocupes maja, que yo ahora te las busco por aquí y en menos de un mes las tienes contigo”

Miss Keller ya con el cuerpo en caja esbozó la más sincera de sus sonrisas y se fue a dormir. Soñó con niños gallegos, pero eso ya es otra historia….

Una semana más tarde, Meli (“animada” por su madre) decidió que ya era hora de guardar en su sitio el chaquetón que había traído de tierras británicas, y en el momento justo en que estaba colocándolo en la percha y poniendo bien la cremallera notó un bulto extraño en el bolsillo interior… Ante el temor de que fuera una ardilla o cualquier bicho viviente tiró la prenda sobre la cama y en plan “pressing catch" se lanzó sobre ella.

Minutos más tarde y tras comprobar que no se movía nada miró en el bolsillo y… ¡ahí estaban!

Meli se había pasado una semana entera con las gafas de sol graduadas puestas hasta en su casa con las burlas que eso conlleva y al final resultó que siempre habían estado ahí.

Queridos lectores, que cada cual saque su moraleja.

-FIN-


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi moraleja: Muchas veces buscamos lejos lo que tenemos cerca.
Meli, Tamariz a tu lado es un aprendiz de mago. Consigues hacer desaparecer cosas y que aparezcan en sitios insospechados (Sé de lo que hablo ;-))
Mensaje para Little Britain: Para poner otra "chapa" a mi camiseta de fan me gustaría probar vuestro shortbread!!!!

Meli Keller dijo...

Veri, te digo yo que como el shortbread de Paka y Little B. no has probado ninguno en tu vida, y mira que tu eres especialista en esas pastas...
Ah, y otra cosa, ojalá fuera Tamariz de verdad, porque hacer desaparecer las cosas se me da bien, pero necesitaría hacerlas aparecer en el momento adecuado y no 7 días más tarde y por casualidad, así que iré depurando la técnica, don´t worry.